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El método scout se expresa finalmente en un programa y actividades progresivas, con el fin de satisfacer la necesidad de un desarrollo gradual y armónico de los jóvenes. Además, es estimulante y desafiante, con el objeto de atraer a aquellos a quienes se dirige.
El Programa es también una combinación equilibrada de actividades variadas, que se basan en los intereses y necesidades de los participantes.
Entre tales actividades destacan los juegos, las técnicas y habilidades prácticas, el servicio a la comunidad y su desarrollo, la vida al aire libre y la reflexión.
El juego educativo como parte del programa y actividades
El juego y la aventura son los medios fundamentales a través de los cuales el niño y el joven se relacionan con la comunidad, y el cómo se manifiesta el programa y actividades. Desde el punto de vista educativo, les permite descubrir su propia identidad, introduciéndolos en el conocimiento de los demás y en la exploración del mundo.
Para contribuir a que los jóvenes logren sus objetivos personales, el programa propone la realización de actividades. En los equipos, grupos de trabajo y Unidad, los jóvenes son los protagonistas de las actividades. Las proponen, las eligen por sí mismos, las preparan, desarrollan y evalúan con el apoyo de guiadoras y dirigentes, proceso que intensifica la participación de los jóvenes a medida que crecen: como es natural, un lobato propone menos que un pionero, mientras que un caminante no tiene objetivos intermedios, y diseña sus objetivos personales teniendo como pauta sólo los objetivos terminales.
En todos los casos, como se señaló, la participación de los jóvenes en un programa y actividades atrayentes constituye su puerta de entrada en el Movimiento. Esto es una expresión del aprendizaje por la acción, uno de los componentes centrales del método. La acción permite un aprendizaje por descubrimiento, que hace que los conocimientos, actitudes o habilidades aprendidas se “encarnen” de manera profunda y permanente. El encuentro con situaciones problemáticas en la medida en que se actúa, sumado a la búsqueda y descubrimiento de las soluciones que ofrecen el programa y actividades, permiten que el aprendizaje sea más significativo.
En una actividad se puede distinguir entre la actividad misma y la experiencia que cada joven adquiere de esa actividad. La actividad es la acción que se desarrolla entre todos y que genera diferentes situaciones. La experiencia es la maduración interna que cada joven obtiene de la acción desarrollada y de la diversidad de situaciones producidas. Lo verdaderamente educativo es la experiencia, ya que es una relación personal de cada niño, niña o joven con la realidad, lo que le permite analizar su comportamiento y, de manera paulatina, secuencial y acumulativa, adquirir y practicar las conductas que se ha propuesto en sus objetivos personales.
Como la experiencia es una relación personal del joven con la realidad, guiadoras y dirigentes no pueden intervenirla, manipularla ni preverla con certeza; pero sí pueden actuar sobre las actividades para que éstas susciten o favorezcan experiencias conducentes al logro de los objetivos personales que los jóvenes se han propuesto.